* Por: Lic. Francisco Barberis Bosch
La paritaria docente bonaerense está álgida, y lo que menos se está discutiendo es la propia paritaria. Y como todos sabemos el cargo y los años de licencia sindical que lleva Baradel, pero nadie se acuerda cómo dividir con decimales (a mano), vamos a ir directo al grano: desmenuzar qué implica la oferta salarial del gobierno y la contrapropuesta de los sindicatos.
Antes de arrancar, vale un recordatorio: a simple vista todos sabemos que trabajamos por plata, pero en realidad trabajamos por lo que podemos comprar con esa plata: un sueldo de $50.000 por mes no me serviría de nada si con eso sólo pudiera comprar un alfajor, por más que el número parezca grande. Entonces como hay inflación, y los alfajores (y todo) aumentan, hay que estar atentos tanto a los sueldos como a los precios.
Ahora sí, vamos a la oferta de Vidal: Un aumento que sea igual a la inflación esperada para este año. La oferta arranca con el 18%, pero sería mayor si la inflación es más alta (notar que según el Banco Central, la inflación esperada por “el mercado” es del 20,8%). Y recientemente agregaron un pago por única vez, no remunerativo (en negro) de entre 800 y 2.000 pesos. Eso no lo consideramos porque son solamente “unas pizzas” y sobre todo porque no afecta el sueldo en blanco, que es lo que importa.
Entonces, según la propuesta de Vidal, como el salario aumentaría igual que la inflación en 2017, este año los docentes no perderían plata. Lo cual está buenísimo, y es una buena idea, salvo por la parte de que los docentes perdieron con la inflación el año pasado, y con este esquema es matemáticamente imposible que recuperen esa pérdida.
Si la inflación de 2017 quedara así cubierta por los aumentos automáticos, entonces hay que ver en 2016 qué pasó con el salario y la inflación.
Veamos lo que pasó en 2016
Los docentes tuvieron un aumento del 34,6%, pero los precios (alfajores incluidos) subieron un 41,05% según el IPC de CABA, o sea tomando los datos del propio gobierno.
Entonces, pongamos un ejemplo: si un docente a principios de 2016 ganaba $10.000, su salario real con ese 41% de inflación hubiera sido mucho más bajo, apenas algo mayor a 7 mil pesos (el salario dividido por el aumento del índice de precios). Pero como tuvo paritarias y aumentos, su salario real a fin de 2016 (deflactado por inflación y aumentado según la paritaria) fue equivalente a unos $9.542. Claro que el salario “nominal” fue mayor, pero estamos hablando del salario “real”, o sea cuántos alfajores se pueden comprar con ese sueldo. Y el salario real, como se ve, es menor al inicial: $9.542 contra $10.000. Lo cual era esperable, porque dijimos que la inflación aumentó más que el sueldo. El número exacto de pérdida de poder adquisitivo de los salarios docentes, durante todo 2016, es de un 4,6%. O sea, en términos reales (que es lo único que importa) los sueldos docentes bajaron casi un 5% (o más, según la inflación que tomes) durante el año pasado.
Pasando en limpio, la propuesta de “aumento” en realidad es una baja del sueldo (real, medido en alfajores o pizzas o lo q quieras); o mejor dicho, es ratificar y congelar la baja del año pasado. Cosa que en un país sin inflación sería inviable: acá todo se confunde porque la inflación complica las cuentas.
Y esto es muy, muy importante, porque este modelo de “aumento” el gobierno pretende usarlo como modelo para todas las paritarias, públicas y privadas (la tuya incluida). Y la economía, en esto, se parece a la termodinámica: nada se pierde, todo se transforma. Lo que pierden los docentes lo va a ahorrar el estado, y lo que pierdas vos lo va a ganar otro (que discute el precio de tu trabajo en paritarias, pero no discute el precio de sus productos con nadie). Buena semana!
PD: no estamos de un lado ni del otro de “la grieta”, y sí, nos gustan los alfajores.
BRAVO!
ResponderEliminarGracias gastón!!
EliminarGenial como siempre
ResponderEliminarMuchas gracias!!
EliminarSi sos progresista de verdad, no podrías estar con el PRO, podrías no estar del otro lado ( como en mi caso ), pero el PRO debería causarte indigestión. Martinez de Hoz estaría orgulloso de este gobierno.
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