* Por Juan Ignacio Rodríguez Biasone
En solamente un año la deuda pública externa ha crecido en aproximadamente un 40%, lo que se explica por la emisión de bonos en abril del año pasado para pagarle a los holdouts y sobre todo por la decisión de financiar el enorme déficit fiscal con bonos colocados en el exterior.
Además, se podría mencionar que se colocaron nuevos títulos para financiar los bonos que vencen, pero estos no incrementan el stock de deuda sino que, en todo caso, modifican los vencimientos y las tasas de interés.
Ahora bien, el pago a los holdouts fue realizado, entre otras
cosas, para abrirnos la puerta a los mercados financieros, con la esperanza de acceder al financiamiento necesario para nuevos proyectos de inversión. Si bien es cierto que esto permitió que se redujera la tasa a la que nos prestan, llamativamente (o no), fue casi exclusivamente el sector público el que hizo uso de esta posibilidad, ya que el sector privado mantuvo prácticamente inalterado su nivel de endeudamiento ante la falta de proyectos de inversión (todavía no llueve. Ni siquiera llovizna).
La emisión de deuda externa es la principal fuente de divisas que ingresa a la economía, y que mantiene el tipo de cambio atrasado. Aquí el gobierno se encuentra en un gran dilema: si opta por continuar pisando el tipo de cambio con deuda externa, evitando que el incremento vaya a precios y así poder acercarse a su meta de inflación (caballito de batalla de Cambiemos), perjudica enormemente a los sectores exportadores que, en los papeles, son unos de los jugadores fundamentales en la recuperación de la actividad económica.
El incremento de la deuda del BCRA en estos últimos meses resulta preocupante. En particular, el stock de LEBAC se ha incrementado en un 11,1% en el último mes y en un 64,2% si consideramos los últimos 12 meses, para llegar a $832.997 millones al finalizar mayo. Para tomar dimensión de lo que ello significa, al 31 de mayo del 2017, el stock de LEBAC representaba casi la totalidad las Reservas internacionales del BCRA y un 10,34% del PBI. Si se mantiene este ritmo de crecimiento de la deuda, y suponiendo un incremento de entre el 2,5% y el 3% del PBI en este año, de acuerdo con consultoras privadas y organismos internacionales, las LEBAC representarán un 16,5% del PBI en el 2018, haciendo que poco a poco se vuelva insostenible esta forma de financiamiento.
Las contrapartes del Banco Central en el mercado de LEBAC han sido los bancos y el sector privado no financiero, por lo que estos últimos aumentan mes a mes sus ahorros mantenidos en estos títulos. Siendo la tasa del LEBAC de 25,5% a un mes, el sector privado ve con buenos ojos invertir en estos títulos, en detrimento de inversiones productivas.
Este ritmo de incremento de la deuda externa, tal como diría Sabina, tiene un “talón de Aquiles al portador”. En líneas generales, este gobierno por el momento ha sido incapaz de solucionar el enorme déficit fiscal y, lejos de seguir una estrategia muy distinta a la del gobierno anterior, lo han profundizado, y solamente han modificado la forma de financiarlo. Tenemos un modelo que fomenta las inversiones financieras, mientras que no da lugar a las inversiones productivas.
Por ahora hemos podido tapar el Sol con las manos, pero tarde o temprano, si no cambiamos esta tendencia, nos vamos a quemar.
Disculpame Juan, pero si se dispara el Tipo de Cambio, no beneficiaria precisamente al sector exportador, al hacerlo más competitivo internacionalmente?
ResponderEliminarSaludos!
Marcos Falcone
Así es, Marcos. Se ve que quise borrar, dejé una parte de la vieja oración y terminé expresando lo opuesto a lo que quería. Muchas gracias por darte cuenta y comentarlo.
ResponderEliminarSaludos !
Muy claro. El gran ausente (hace 4 años) es el crecimiento, que permita generar recaudación y divisas genuinas, y reducir la necesidad de financiarse con deuda.
ResponderEliminarAriel Rajovitzky